Newsletter: Cuando Dios responde con un «no», donde tú querías recibir un «sí»
- Ana Zenón
- hace 42 minutos
- 4 Min. de lectura
Creo, fielmente, que Dios siempre responde a las oraciones de Sus hijos. La Escritura nos lo enseña. Pero Sus respuestas no siempre son como Sus hijos las quieren (Jn 14:13, St 5:16).
A inicios del año 2021 yo ya había llorado más de los días que había vivido. Mi abuelo paterno, a quien amaba y aun amo mucho, había enfermado. No solo tenía una enfermedad sino que eran varias. Se contagió de COVID-19 y a eso le siguió un derrame cerebral que lo dejó con la imposibilidad de mover la mitad de su cuerpo. Él había sido como un padre para mí. Era un hombre temeroso de Dios y un siervo diligente en la viña de Su Señor. Lideraba una iglesia y siempre servía con alegría y amor. Cuando enfermó, la familia, iglesia, amigos y vecinos comenzamos a clamar: «¡sánalo Señor!».
Queríamos que Dios lo sanara, pero Dios no lo quiso así. El 19 de abril de 2021, mi abuelo fue a encontrarse con su Señor en la gloria. Yo recibí la respuesta de Dios y no fue la que deseaba, sino que fue contraria a la que pedía. Yo quería un «Sí», pero Dios me respondió con un «No».
¿Es malo Dios por darme un «no»? En verdad no, ¡jamás lo será!
Dios sigue siendo bueno, aunque su respuesta no haya sido la que yo deseaba.
Los primerios discípulos recibieron un «NO»
Después de la partida de mi abuelo, comenzaron a llegar preguntas a mi mente acerca de: «¿por qué Dios obró de esa manera?». No me quejaba, tampoco renegaba ante Su respuesta. Pero sí pensaba mucho en cuál era el propósito de Dios al obrar así.
Dios me guió al libro de Hechos 12:1-19. En esta porción de la Escritura, Lucas nos habla de una situación que vivieron los primeros cristianos. Herodes echó mano a algunos cristianos, entre ellos Jacobo (hermano de Juan) y Lucas, de quien nos dice que no sólo lo arrestó sino que acabó con su vida (Hch 12:2).
Después de ver Herodes que lo que había hecho había agradado a los judíos, procedió también a arrestar a otro apóstol y éste fue Pedro (Hch 12:3). Creemos que Herodes tenía la intención de hacer con Pedro lo mismo que hizo con Jacobo (Hch 12:4). Pero Dios obró sorprendentemente enviando a un ángel a liberarlo de la cárcel (Hch 12:8). Lucas nos dice algo muy importante en Hechos 12:5: «Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él» (RVR1960).
La iglesia, al ver la situación de Pedro, hacía oraciones sin cesar por él. No podemos dudar que lo mismo hicieron con Jacobo cuando vieron que Herodes lo había arrestado. Pero el texto nos dice que Jacobo fue muerto (Hch 12:2). La respuesta de Dios aquí fue «no», mientras que cuando ellos clamaron a favor de Pedro la respuesta de Dios fue un «sí». Al leer esta historia pude darme cuenta que, en ocasiones, recibiremos respuestas diferentes a las que pedimos, lo cual significa que Dios obra de manera soberana y lo hace de acuerdo a Su carácter, santo y perfecto, y a Su voluntad, buena y agradable, y en eso debemos confiar.
Jesucristo recibió un «NO»
Recordarle a mi corazón que el Señor de la gloria y el poder también experimentó una respuesta diferente a la que pedía, animó mi corazón y lo consoló.
Recordemos que Cristo, en el Getsemaní, oró al Padre de la siguiente manera: «Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú» (Mr 14:36 RVR1960). Pero no pasó de Cristo la copa sino que tuvo que beberla completa (la copa representa la ira de Dios por el pecado del mundo).
Si mi Salvador, que todo merecía, recibió de mano del Padre un «no» y gozoso se sometió a Su voluntad ¿Por qué yo me negaría a hacerlo? Debía recordar a mi corazón que Dios tenía un propósito y que era bueno. Debía descansar en Su respuesta, estar tranquila y esperar en Él.
En un «NO» de Dios también vemos bendición
Hasta el día de hoy me duele la ausencia de mi abuelo, me duele el haberlo visto sufrir así. Pero he aprendido que todo cobra sentido cuando cada sufrimiento lo vemos a la luz de la eternidad. Cuando recuerdo que un «no» de parte del Padre a Cristo me trajo la más grande bendición, entiendo que Él ve todo aquello que nosotros no vemos, Él sabe todo aquello que nosotros, por más minuciosos que seamos, no sabemos y que Él ve nuestra vida a la luz de la eternidad.
Recuerda que gracias a ese «no» de parte del Padre al Hijo hoy podemos:
tener una relación con el verdadero Dios
vivir libres de la esclavitud del pecado
estar reconciliados con el Dios con quien estábamos enemistados
saber que ya no seremos condenados al infierno
saber que somos victoriosos ante la muerte
La lista podría seguir porque así de eterno e infinito es Su amor.
Agradezcamos también a Dios por esos «no» que recibimos de Él porque así como Su «si» es de bendición también lo es un «no».
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