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La mujer que alegra el corazón de Dios


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Hace algunas semanas atrás estuvimos compartiendo un tema muy edificante en el servicio femenil de mi iglesia local. Ha sido de tanta bendición para mi vida que me gustaría compartir contigo un poco de lo que aprendí. Leímos el versículo de 1 Pedro 3:4 que dice lo siguiente: «En cambio, vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios» (NTV).


Como siempre, la palabra de Dios nos anima y nos exhorta a vivir dependientes de Su palabra, no viviendo más para nosotras mismas sino viviendo como hijas de Dios arraigadas en Su palabra llevando buen fruto.


Hoy veremos algunas características de la mujer que alegra el corazón de Dios:


  • Busca Su presencia


Una mujer que anhela vivir una vida que agrade a Dios, necesita pasar tiempo en Su presencia y parar en medio del caos diario para escuchar Su dulce voz. Uno de mis pasajes favoritos es el siguiente: «Mi corazón te ha oído decir: “Ven y conversa conmigo”. Y mi corazón responde: “Aquí vengo, Señor”» (Sal 27:8 NTV).

  • Conoce Su identidad


En medio de este mundo lleno de distorsión y falta de identidad, necesitamos saber quienes somos en Cristo. Somos llamadas hijas del Dios Altísimo. «Miren cuán gran amor nos ha otorgado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios. Y eso somos […]» (1 Jn 3:1). No somos una construcción social, así que no te dejes engañar por las mentiras que la cultura está modelando en estos días.


  • Vive en obediencia


A medida que permanezcamos en Cristo, caminaremos plenamente en obediencia. Dios quiere que seamos hijas obedientes porque en eso se complace y alegra Su corazón. «Pero el que guarda Su palabra, en él verdaderamente se ha perfeccionado el amor de Dios. En esto sabemos que estamos en Él» (1 Jn 2:5).


  • Vive en santidad


Seamos santos como nuestro Padre es Santo. Este llamamiento debe motivarnos a dejar de complacer nuestros propios deseos pecaminosos. Así que, vístete de la nueva naturaleza que Cristo te ha dado la cual es justicia, verdad y honor. «Y que sean renovados en el espíritu de su mente, y se vistan del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad» (Ef 4:23-24).


  • Lleva buen fruto


Una vida transformada a través del Espíritu Santo es aquella que progresivamente va dando buen fruto. «Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley» (Ga 5:22-23).


  • Sirve con alegría


La belleza del servicio radica en hacerlo con alegría, amor y humildad, no olvidando que todo lo que hacemos es para Dios. ¡Hazlo todo con amor! Nuestra mirada debe estar puesta en la recompensa eterna y no en la gloria pasajera y efímera que el mundo ofrece. «Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien sirven» (Col 3:23-24).


  • Es un ejemplo para otras mujeres


Querida joven, que tu edad no te impida mostrar modestia y valor en tu comportamiento. Recuerda que Pablo instó a Timoteo a ser ejemplo en palabra, conducta, amor, fe y pureza (1 Ti 4:12) Así mismo, a las mayores se nos exhorta a instruir a las más jóvenes y modelar un comportamiento digno. Siendo ejemplo en el trato y cuidado de nuestro esposo e hijos. Actuando en prudencia, sujeción y amabilidad, cuidando el hogar con esmero y amor (Tit 2:4-5).


Hoy te animo a vivir una vida que alegre el corazón de Dios.

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Diseño: Frida García / @sobre_mi_corazon

 
 
 

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