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Enseñar a los niños a amar el servicio en la iglesia


¿Puede existir algo más especial para el cristiano que el servicio en la iglesia? ¿Puede existir un privilegio más grande? Todo verdadero creyente reconoce que el servicio es una de las maneras más maravillosas de expresar nuestra obediencia, fidelidad y amor a nuestro Creador. No obstante, por la mala comprensión del significado bíblico de iglesia, el servicio por parte de los creyentes se ha visto distorsionado y, por ende, la manera de ponerlo en práctica también. 


Desde una perspectiva bíblica, entendemos que la iglesia no es solo un edificio, sino la asamblea de los redimidos (Ef 2:19-22). Es el pueblo de Dios en la tierra, y cada miembro, sin importar la edad, tiene un rol en el Reino. De manera que, en el caso de los niños, ¿cómo hacemos para que ellos comprendan esto y amen correctamente el servicio en la iglesia?


Enseñándoles qué es la iglesia


Antes de que el niño pueda amar el servicio en la iglesia, necesita primero entender el significado bíblico de iglesia, y así poder cambiar la concepción que tienen de que es solo un edificio, o que simplemente se trata de personas adultas predicando en una reunión. Pues, incuestionablemente, ella es mucho más que eso.


Los niños deben saber que la iglesia es la familia de Dios (Ef 2:19). A través de Cristo, específicamente Su perfecto sacrificio, Dios nos dio el privilegio de formar parte de una familia, y no de cualquier familia, sino de Su familia. Como hijos Suyos nos dio la oportunidad de relacionarnos con personas con las que podemos tener el mismo pensar y sentir; para así, como un solo cuerpo, disfrutar del servicio. 


La iglesia es también el cuerpo de Cristo, y no solo un lugar (1 Co 12:12-27). Algo increíble del cuerpo humano es su mecanismo y funcionamiento en equipo, por ejemplo, imagina al sistema respiratorio llevando el oxígeno solo a la parte superior del cuerpo y no a la inferior, o eliminando el dióxido de carbono de una parte y otras no. De la misma manera, el cuerpo de Cristo trabaja en unidad y, a la vez, representa la iglesia, que es la unión de una gran familia trabajando para un mismo enfoque: Glorificar a Dios. Y así, como un gran equipo, cada miembro tiene un papel importante que desempeñar, o forma en la que servir (Ef 4:16). 


No todos trabajan en lo mismo, pero sí para el mismo Señor. El trabajo de cada una de las partes del cuerpo de Cristo es importante, no imprescindibles como la cabeza (Cristo), pero sí de gran valor. De manera que la iglesia cumple una responsabilidad maravillosa en la obra del Reino, del cual los niños también son partícipes.


Los niños también sirven en el cuerpo de Cristo


El servicio no es responsabilidad meramente de los adultos. Por el contrario, las Escrituras señalan que el Señor también usa a los niños, y les ha dado un lugar muy importante. Por ejemplo:


  • 1 Samuel 3 🡪 Samuel estuvo sirviendo en el templo desde pequeño

  • 2 Reyes 22:1-2 🡪 Un rey fue fiel a Dios desde lo 8 años

  • Juan 6:9 🡪 Fue un muchacho el que llevó los panes y peces que Jesús multiplicaría para alimentar a las multitudes

  • Mateo 19:13-15 🡪 Dios nombra a los niños para enseñar que Su Reino es también para quienes se acercan como ellos 


El niño no es un espectador del mandato de Dios para la iglesia, pues aun desde la niñez Dios nos manda a serle fiel. No existe un estándar de edad para la obediencia, todos los hijos de Dios están llamados a vivir y actuar piadosamente en todas sus conductas. 


El servicio es un privilegio, no una carga


Los niños no deben ver el servicio como algo aburrido o religioso, deben verlo como lo expresa la Escritura: un privilegio (Jn 12:26). De hecho, cuando expresan su alegría por el servicio, solo dan muestra de lo privilegiados que se sienten.   


Aquel maestro que busque enseñar a los pequeños debe procurar que el niño vea el servicio como un privilegio, que no es algo pesado (aunque a veces implique pequeños sacrificios y esfuerzo), porque el Señor es quien respalda, y su yugo es ligero (Mt 11:28-30). En el reino de Dios el que sirve con amor es el mayor de todos (Mt 20:26-28), y ese debe ser uno de los principios más fundamentales por el que el niño sirva. Ya sea que cargue una silla o toque en el grupo de alabanza, todo debe hacerse siempre para la gloria del Padre (1 Co 10:31).


Existe una serie de principios que exponen algunas razones por las que el creyente se deleita en el servicio: 

  • Servimos porque amamos a Dios (1 Jn 4:19).

  • Jesús vino a servir, y nosotros seguimos Su ejemplo (Mr 10:45).

  • Dios recompensa a los que sirven con fidelidad (Mt 25:21).


Maneras prácticas en las que los niños pueden servir


Primero, como bien dije en la introducción, el entendimiento errado del concepto de iglesia ha llevado a una distorsión en la idea del servicio, y esto no es ajeno a los niños. Pues, muchos de ellos, piensan que solo existen algunas maneras de servir, y que solo las personas que tienen «talento» y «capacidad» son elegibles para hacerlo. Lo cual, claramente, va en contra del orden de Dios (1 Co 12:4-11), ya que todos fuimos llamados a servir, no de la misma manera, pero sí creados para estar prestos al servicio. 


Por tal razón, ante la diversidad de maneras que podemos presentar nuestro servicio al Señor, destaco algunas para que los niños puedan poner en práctica: 


  • Aplicando el compañerismo

  • Participando en la limpieza del templo

  • Siendo ejemplo de obediencia y amor a otros niños

  • Comunicando un mensaje de aliento para los hermanos mayores de la iglesia 

  • Participando en la congregación con algún talento musical, o cualquier otro 

  • Predicando la Palabra 


Involucra a los niños en actividades según sus intereses y/o habilidades. Pregúntales: ¿Qué te gustaría hacer para Jesús en la iglesia? De esta manera, estarás ayudándolos a encontrar alegría en el servicio.


El papel de los padres en fomentar el servicio en los niños


Por último, y no menos importante, me gustaría resaltar la responsabilidad de los padres dentro de todo este trabajo. Los niños aprenden por imitación, por lo cual, el papel de los padres es fundamental. Los padres deben enseñar el servicio desde la casa, en su familia, ayudándose mutuamente. Pues, si ellos no lo hacen, sus hijos verán ese mal ejemplo. Deben mostrar a sus hijos lo deleitoso que es el servicio a Dios, y cómo, incluso, pueden orar juntos por oportunidades para servir y alentar aquellas ocasiones en las que el niño participa en algo. 


Querida lectora, vuelvo a resaltar: el servicio no es solo para adultos. Desde pequeños, los niños pueden aprender que ser parte de la iglesia es un privilegio y una bendición. Ayudémoslos a ver que servir a Dios no es una carga, sino una forma hermosa de expresar su amor y gratitud a Cristo.


Te pregunto ahora: ¿Qué harías tú para modelar el gozo del servicio y que nuestros niños amen ser parte activa del cuerpo de Cristo?


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Diseño Eunice Arcia

 
 
 
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