Serie confesiones: «Confieso que muchas veces no disfruto servir a mi familia sino que lo hago con desgano y enfado»
- Diana Ríos
- 19 mar
- 2 Min. de lectura

Hoy, mientras compartíamos nuestras luchas en nuestro grupo pequeño, descubrí mi egoísmo al priorizar mis deseos, mis necesidades, mis ganas de hacer tal o cual cosa, por encima de lo que mi familia quiere o necesita.
Muchas veces creí que por hacer las cosas de mi casa, cocinar, limpiar, cuidar a los niños, etc. ya contaba como «servicio» a ellos y al Señor. Pero ¿sabes una cosa? Marta también estaba sirviendo a todos, pero en Su corazón había cansancio y enojo (Lc 10:40-42). Como dicen las Escrituras, mi corazón es engañoso y muchas veces me vi haciendo las cosas con queja, enojo y desgano, y no por amor a Cristo.
Hoy te confieso que, incluso en la última semana, le demostré disgusto a mi niño mayor por estar haciendo tareas del hogar sin gozo, en lugar de darle gloria al Señor por poder hacerlo. Ahora bien, ¿está mal estar agotada y no querer hacer las cosas de la casa? No, claro que no. El cansancio es propio del ser humano. Sin embargo, necesitamos correr a descansar a Cristo cada vez que, en nuestra naturaleza caída, nos quejamos o enfadamos por desear estar haciendo otra cosa en lugar de lo que en ese momento fuimos llamadas a hacer. Dios tiene los brazos abiertos para darle descanso a aquellos que le buscan. Recuerda que Él es manso y humilde de corazón y vino a traernos descanso (Mt 11:29).
Yo confesé este pecado, y sigo confesándolo cada vez que siento algo similar. Si llego a pecar contra mis hijos, también les pido perdón a ellos por lo sucedido, me arrepiento y les muestro que mamá también necesita a Cristo en todo tiempo.
«Dame tu gracia para ver que vivir es Cristo». Esa es mi oración cada día. Que el Señor nos dé Su gracia y nos haga comprender Su amor inagotable. Ese que nos alcanza en nuestros peores momentos y nos fortalece para que podamos salir victoriosas, tomadas de Su mano y caminando a Sus pies. Al final del día, necesitamos recordar que ser cristianos es reflejar el amor de Cristo y desbordar con ese amor que ha sido derramado por nosotras en la cruz.
Diseño: Eunice Arcia
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