«Un Corazón en el Desierto:
Encuentra ríos de agua viva en medio de la sequía espiritual»
Patricia Namnún
Harper Collins
Todas hemos atravesado en algún momento de nuestra vida desiertos espirituales. Épocas en la que nos sentimos cansadas, secas y desoladas. Nuestra mente se llena de preguntas, pero ¿Nos hacemos las preguntas correctas? O bien ¿Buscamos lo que nuestra alma necesita en el lugar correcto? O quizás eres de las que busca desesperadamente salir del desierto porque no quieres sufrir, pero no te detienes a examinar tu corazón ni su necesidad ya que como Agustín dijo: «Nos creaste para ti y nuestro corazón andará siempre inquieto mientras no descanse en ti».
Patricia Nanmún en «Un corazón en el desierto» hace un análisis exhaustivo a nuestros corazones a través del lente bíblico para hacernos ver que sea cual sea la razón por la que atravesamos un desierto, lo que necesitamos es descansar en el Señor.
Nos enseña que en medio del desierto necesitamos de otros que nos consuelen y nos lleven a recordar las promesas de Dios. Además, nos recuerda que la clave para iniciar un nuevo caminar es la restauración de nuestro corazón a través del arrepentimiento de nuestros pecados, reconociendo que nos hemos apartado del Señor de diferentes maneras y perdonando a aquellos que con su pecado nos han lastimado.
Me encantó como Patricia Namnún nos presenta con estos versículos la importancia de tener comunión con el Señor:
«Después Jesús subió al monte, llamó a los que Él quiso, y ellos vinieron a Él. Designó a doce, para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar, y para que tuvieran autoridad de expulsar demonios» (Mr 3:13-15).
La prioridad de Jesús antes de enviarlos a predicar era que estuvieran con Él. Solamente así serían sostenidos espiritualmente y serían capacitados para toda buena obra. Si esa es la prioridad del Señor, debería ser también la nuestra. Estar con el Señor debería ser nuestro deleite, pero es algo con lo que muchos cristianos luchan día a día y es una de las razones por las que sus corazones, algunas veces sin darse cuenta, entran en un desierto espiritual. Pero aun en medio de ese desierto, hay esperanza ya que el Señor ha trazado un delicado camino para que tengamos acceso a Su Llamado irresistible.
A través de los nueve capítulos del libro aprendemos cómo vivir un desierto de la mano del Señor y cómo identificar que estamos en un desierto. Aprendemos a entender nuestro corazón y nuestra condición de pecado, cómo vivir en comunidad estando atentas a las dificultades de los demás mientras compartimos las nuestras y cómo tratarnos a nosotras mismas en medio de ese proceso.
Cada capítulo nos hace reflexionar. Por ejemplo, el capítulo 6 «No te escuches tanto» fue uno de los que me llevó a identificar que me estaba escuchando demasiado y tristemente lo que escuchaba de mis propios pensamientos era derrota y rechazo y esto detenía mi proceso de restauración ya que esa voz era demasiado fuerte. Patricia Namnún cita a Martyn Lloyd con esta frase: «Gran parte de las insatisfacciones de nuestras vidas vienen porque nos escuchamos más de lo que nos hablamos».
Sin duda, es un libro que debes de leer ya que el Señor ha usado maravillosamente a Patricia Namnún para hablarnos sobre cómo vivir estos desiertos, ya que es algo que no podemos evitar, dado que vivimos en un mundo caído y no estamos exentos de atravesarlos.
Es asombrosa la forma en la que ella escribe, es como si tuviéramos a nuestra mejor amiga al lado orientándonos con amor y franqueza sobre cómo afrontar estas etapas. «Un corazón en el desierto» llegó a mi vida en un momento de incertidumbre, pero el Señor con este libro me enseñó a rendirme ante Él en adoración con un corazón confiado. Mi oración es que tú también seas transformada cuando leas este precioso libro.
Agradezco al Señor por la vida de Patricia Namnún, por ser una mujer sensible que con amor nos enseña las Escrituras para que afrontemos con valentía las pruebas que vienen a nuestra vida.
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Harper Collins
Reseña realizada por María Reneé Madriz de Díaz
*Las opiniones de las escritoras invitadas no necesariamente representan las opiniones del ministerio Ella Florece. Como siempre, todo debe compararse con la Palabra de Dios, la única autoridad sobre la verdad.