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Newsletter: Sirviendo a los mayores en la iglesia

¿Cuántas veces pensamos en los mayores de nuestras iglesia pero sin saber cómo podemos servirlos? Aunque no lo creas, con tu vida puedes ser de mucha bendición para muchas personas adultas que asisten a tu congregación.


Hoy quiero traerte 5 ideas prácticas para servir a los adultos mayores de tu iglesia local:


  1. Ora por ellos (1 Ti 2:1): esto puede parecer algo básico, pero muy pocos lo hacemos. Desde hace algunas semanas, en la escuela dominical de mi iglesia, comenzaron a incentivar a nuestros niños a orar por varios grupos de la congregación. Uno de ellos era el de los adultos mayores (o los «abuelitos», como ellos les llamaron). Resultó ser de mucha bendición para mí, y para mi familia, recordar sus nombres, sus grupos familiares, y pensar en la necesidad que tienen ellos de nuestras oraciones: por su salud, por su vida espiritual, por su día a día. Eso, aunque no lo creas, puede ser de gran ánimo para cada uno de ellos: pregúntales cómo puedes orar por ellos y mantenlos presentes en tus tiempos de oración, luego mantén actualizados sus motivos, preguntándoles semanalmente. 


  2. Llámalos durante la semana o visítalos en su casa: muchas veces, estos abuelitos no tienen quien los llame o quien se preocupe por ellos durante la semana. Nosotros solemos estar con muchas actividades y los días se pasan sin darnos cuenta. Pero una muestra de amor y servicio sacrificial por ellos es llamarlos, o visitarlos. Incluso, si viven cerca de tu casa, y sabes que tienen dificultad para hacer las compras, puedes disponer algún que otro día para ayudarlos con eso. 


  3. Invítalos a comer: si está en tus posibilidades, a veces es bueno invitar a estos abuelitos a tomar algo, o comer en tu casa. O quizá dar una paseo pequeño por donde viven. Muchas veces, como dije anteriormente, pasan mucho tiempo solos, y unos minutos de tu compañía puede ser de gran bendición y ánimo para sus vidas.


  4. Salúdalos con alegría cada vez que los veas: cada domingo, o cada tiempo de reunión que veas a los mayores de tu iglesia, no olvides saludarlos con alegría, con un abrazo, con una sonrisa. Tal vez pases por el lado, ansioso por saludar a algún amigo tuyo, pero no te olvides de ellos. Míralos. Así como Jesús miró a todos y a cada uno de los que caminaba a Su alrededor, tú no dejes de mirarlos ni te hagas el distraído. 


  5. Ten un tiempo de discipulado relacional con alguno de ellos: si hay alguna mujer mayor con la que consideres que sería bueno compartir del evangelio, compartir experiencias, recibir consejos e instrucción, no pierdas el tiempo, búscala y comienza a compartir tiempos de crecimiento mutuo, tal y como exhorta Tito 2. Tú también necesitas recibir y puedes servirla a ella, mientras tú aprendes de su vida y crecimiento en el Señor.



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Diseño: Gabriela Rodríguez


 
 
 

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