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Libres en Su diseño


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Una falsa libertad


«Cree en ti misma», «Puedes lograr lo que te propongas», «Eres capaz», «No te detengas, el cielo es el límite», «Sé tu mejor versión», «Eres una mujer fuerte y poderosa».


Podemos encontrar estos y más mensajes en cualquier parte de este mundo sumido en la confusión y oscuridad. Todas estas son voces que invitan abiertamente a las mujeres a definirse a sí mismas, a que sean el centro de su mundo y a que vivan como mujeres autosuficientes. Estos son llamados a una supuesta «libertad», que en realidad es necedad y esclavitud. Son cadenas pesadas de llevar. Son cisternas secas que no retienen el agua y solo nos dejan más sedientas y vacías (Jer. 2:13). 


Sin embargo, hoy en día, las mujeres de este mundo viven impulsadas por estas ideas huecas, esperando encontrar su liberación y satisfacción en ellas. Para quienes hemos creído en Jesús, la lucha contra estas tentaciones es real, pues aun como creyentes somos bombardeadas constantemente con estas populares mentiras. Al creer en Cristo, comienza en nuestras vidas un proceso de santificación progresiva, en donde nuestras mentes son renovadas con la Palabra de Dios (Ro. 12:1-2) y Su verdad va ganando cada vez más terreno sobre los engaños de nuestro propio corazón, del maligno y de este mundo, cada día. Jesús nos ha prometido libertad al conocer Su Verdad (Jn. 8:31-32). Por tanto, como mujeres, esta libertad plena y abundante la experimentamos cuando aceptamos y vivimos de acuerdo al diseño divino de nuestra feminidad.


La verdadera libertad está en Dios


Fuimos creadas de una manera única y especial por nuestro Creador, esa es la principal fuente de nuestra verdadera libertad. Cuando conocemos y nos rendimos al diseño de Dios para nosotras, podemos ser mujeres que reflejen el carácter, la hermosura, la luz y la gloria de Aquel que es el centro de todo,  y por quién todas las cosas subsisten (Sal. 119:91; Col. 1:17). Nuestras vidas fueron hechas para Él (Ro.11:36). Somos mujeres porque nuestro Dios lo decidió así y eso es bueno. Por lo tanto, dependemos de Él para vivir como una mujer verdadera.


Entender este punto de partida, es básico para vivir en una auténtica libertad. Esto nos libra de nuestro principal enemigo, nosotras mismas. Nos permite dejar de estar centradas y absortas en nuestro propio yo, para poner los ojos en Jesús, nuestra única esperanza (Heb.12:2). Cristo es nuestra libertad. En nosotras solo hay esclavitud, confusión, caos y vergüenza. Sin embargo, Jesús nos libera de nuestros pesados yugos para tomar el suyo que es suave y que tiene una carga ligera (Mt. 11:28-30; Gal. 5:1). En Él, podemos ser libres de todas las nuevas definiciones que el mundo promueve acerca de lo que significa ser mujer, para descansar en Su propósito perfecto para nuestras vidas. No se trata de nosotras, sino de Su gloria y de cómo Él desea formar Su imagen en nuestras vidas (Ro. 8:29).


El testimonio de una esclava liberada


Como una mujer que no fue criada en un hogar cristiano, crecí muy apegada a todos los conceptos e ideas del mundo sobre lo que supuestamente significa ser mujer. Por la gracia de Dios, fui encontrada por Su amor, perdón y salvación, después de graduarme de mi carrera universitaria. Agradezco al Señor que bien temprano, en mis primeros pasos siguiéndole, Él me presentó el mensaje de la feminidad bíblica y mi mundo comenzó a ser completamente revolucionado. Había muchísimas cosas para ser transformadas, pero desde ese entonces, el Señor con Su dulce paciencia y amor, ha estado trabajando en mi para quitar, como si fuera una cebolla, capa por capa de mentiras, cargas y mensajes opuestos a sus deseos y planes para mí según Su buena voluntad. 


Justo meses antes de casarme, experimenté la maravillosa gracia de conocer el ministerio de Aviva Nuestros Corazones. Esto representó un antes y un después en mi vida. Definitivamente el Señor sabía cuánto necesitaba ser asombrada y cautivada con las verdades de Su Palabra acerca de mi diseño como mujer, y conocía cuánto necesitaba de Su gracia para vivir como una mujer que es Su hija en Cristo, como esposa y ahora como madre. 


Conocer mi verdadero diseño como mujer ha sido retador y desafiante. Han sido muchos los esquemas de pensamiento, falsos prejuicios e ideas supuestamente atractivas y modernas que se habían infiltrado durante toda mi vida. Pero al mismo tiempo ha sido realmente liberador. Algunas de las áreas en las que he podido experimentar la libertad de Dios para mí son éstas:


  • Me libró de la mentira de creer que podía ser suficiente en mí misma, en mis talentos, dones, habilidades, inteligencia; y de que podía obtener éxito, satisfacción, seguridad, significado y propósito en mis logros académicos y profesionales.


  • Me libró de la mentira de creer que puedo ser una mujer fuerte, poderosa e independiente, que no necesita de ningún hombre, que puedo ser igual o mejor que ellos.


  • Me libró de la mentira de que tengo que ser esa mujer dominante y agresiva, que lleva el mando y el control de todo y de todos a su alrededor.


  • Me libró de la mentira de creer que mi identidad, mi valor y mi verdadera belleza, se encuentran en mi apariencia física.


  • Me libró de la mentira de pensar que el sentido de mi vida, está atado a una relación amorosa.


  • Me libró de la mentira de considerar, que aún el matrimonio en Cristo o el tener hijos, podría saciar la profunda sed de mi corazón.


La batalla por vivir la libertad continúa


El Señor ha estado obrando en mi vida, y aún lo hace día tras día. En cada momento y etapa, sigo necesitando que Él avive mi corazón con la verdad de Su diseño. He visto en primera fila Su poder redentor, pero también veo mi continua necesidad de regresar siempre a los cimientos de estas verdades. Mi corazón es engañoso y sigo luchando diariamente con mi pecado, y con las mentiras que continúan llegando desde todas las direcciones hacia mí. Hasta que llegue al cielo, necesitaré recordar y ser exhortada con este mensaje una y otra vez. 


Esto no es un juego, la batalla por vivir nuestro diseño divino como mujeres es una guerra espiritual de magnitudes mundiales. Son cuestiones de vida o muerte las que están en riesgo, ya que, mujeres, hombres, niños y familias completas son destruidos cada día, como consecuencia de no vivir el perfecto diseño de Dios para ellos. Personas de todas las naciones viven presas de los horrores del feminismo, y de cada corriente nueva que surge haciendo estragos sin piedad.


Buenas noticias de liberación


Pero, ¡Qué buena noticia que en el Evangelio de Cristo hay libertad y redención! Hemos sido redimidas de verdad, y esto influye en la forma en que somos mujeres. En Jesús, tenemos la extraordinaria y extravagante gracia de ser mujeres que pueden vivir según Su Palabra y para Su Gloria, más no según el consejo de los impíos y escarnecedores (Sal. 1:1).


La libertad que Jesús nos ofrece no es: «Cree en ti», es: cree en Jesús. No es: «Puedes lograr lo que te propongas», es: Puedes lograr lo que Cristo desea para ti. No es: «Eres capaz», es: Cristo es capaz y Él te capacita. No es: «No te detengas, el cielo es el límite», es: Sí, a veces tienes que detenerte para seguir sólo a Cristo, en Él hay límites pero son para tu bien. No es: «Sé tu mejor versión», es: Vive como la nueva criatura que ya eres en Cristo. No es: «Eres una mujer fuerte y poderosa», es: Jesús es poderoso y Su poder vive en ti por Su gracia, para su obra y su gloria.


Amadas hermanas, somos redimidas y libres en Jesús. Te invito y animo a creerlo, vivirlo y meditar en todas las formas en que el Señor te ha hecho libre en Su diseño para ti como mujer. Recuerdalo, agradécele y adórale por ello.


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A continuación descarga el documento para colorear, ¡es gratis!



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Diseño: Rhaien Vivar / @r.h.a.i.e.n

 
 
 

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