Probablemente, en algún momento leíste, viste o escuchaste hablar de «Las Crónicas de Narnia». Una historia acerca de los hermanos Pevensie, y sus vivencias en una tierra de fantasía llamada Narnia, en la que el rey de ese territorio era un león majestuoso, Aslan.
Quizás te preguntarás porqué te menciono esta saga. La razón es: su autor. La historia de vida de esta edición es la de Clive Staples Lewis, o como se le conoce mayormente, C.S Lewis. Nuestro protagonista de hoy nació en Irlanda en 1898 y falleció en 1963. Su legado es uno que vale la pena rescatar. Vivió rodeado de libros, en compañía de su hermano mayor, y su padre, ya que su madre murió cuando solo era un niño.
Desde sus comienzos C.S. Lewis fue un niño solitario, que se refugió en la lectura, y quien sentía que el Dios que su madre le había presentado era increíblemente cruel. En la época de su adolescencia-juventud se declaró ateo.
Su época preuniversitaria-universitaria fue crucial para sus creencias. Desde su participación en la Primera Guerra Mundial, hasta sus días de estudiante, él mismo se denominaba como «el ateo más convencido de todos».
Lewis era un hombre de convicciones muy firmes. Era muy difícil que tuviera un cambio de cosmovisión en su vida.
Gran parte de sus años los pasó en la Universidad de Oxford, donde estudió, fue tutor y luego profesor destacado. En dicha universidad, empieza a tener contacto con otros escritores y profesores sobresalientes de la época, uno de ellos fue J.R.R Tolkien, el autor de la famosa obra «EL Señor de los anillos». Su amistad con cada uno de ellos comenzó a crecer y a ser más profunda. En sus conversaciones, hablaban prácticamente de todo.
Claramente, la religión era uno de los temas que más se discutían. En esos encuentros Lewis, se dio cuenta de que sus amigos más cercanos, y sus escritores favoritos como George MacDonald compartían algo muy especial: la misma fe.
«Jack» como le solían llamar en su infancia, meditaba y examinaba el porqué de su compatibilidad con personas que no tenían en común algo tan fundamental en la vida del ser humano.
Un día, se reunió con sus compañeros literarios para conversar como de costumbre. No obstante, al hablar sobre Dios, él defendió su postura atea como nunca... Sin embargo, en su obra autobiográfica «Sorprendido por la alegría», confiesa que al momento de entrar a su habitación cuando llegó a su casa, no pudo sostenerse de pie, sino que arrodillado y humillado declaró: Me tienen que imaginar estando solo en Magdalen, noche tras noche, sintiendo, cada vez que mi mente se alejaba por unos segundos de mi trabajo, el lento venir de Él a quien yo honestamente había tratado de no conocer. A aquel a quien yo había temido finalmente me alcanzó. En 1929 me entregué, y admití que Dios era Dios, y me arrodillé y oré. A lo mejor, aquella noche yo era el converso más desanimado e indispuesto de toda Inglaterra.
A pesar de que en ese momento era el converso más «desanimado e indispuesto de toda Inglaterra», Lewis se convertiría años después, en uno de los defensores más importantes de la fe cristiana del siglo XX, debido a que utilizó su gran talento e intelecto para pregonar las ideas fundamentales del cristianismo, la cosmovisión con la que peleó por mucho tiempo.
Dentro de sus obras más famosas se encuentran:
Las Cartas del Diablo a su sobrino
Mero Cristianismo
La Abolición del Hombre
Los 7 libros de “Las Crónicas de Narnia” (una saga que enseña de manera sutil apologética a los niños)
El Problema del Dolor
Entre otras más.
Se dedicó a transmitir, durante el resto de su vida, la verdad de Cristo, incluso cuando recibió ataques y deméritos. Algunos de sus amigos eran católicos y lo criticaban por no seguir el mismo lineamiento. La universidad, por su parte, entregó sus honores a personas menos conocidas y con menos experiencia, gracias a la conversión de Lewis. Aunque, tiempo después, esos honores le fueron devueltos.
Cabe destacar que su vida financiera desde el inicio fue muy inestable. De niño, tuvo carencias y necesidades. De adulto, tuvo que hacer sacrificios. Una vez que su vida cambió económicamente por las ventas de sus obras, Lewis no quiso modificar su estilo de vida, sino que, gran parte de su salario, lo entregó a instituciones benéficas, escuelas, seminarios, otorgó becas, y muchas cosas más.
La vida de Clive Staples Lewis es un gran ejemplo de que El Señor puede transformar la vida de cualquier persona, incluso de aquellas que pensamos que nunca van a ceder debido a su conocimiento, traumas o radicalidad. Adicionalmente, Dios le dio la sabiduría y el entendimiento para que hoy en día, nosotros contemos con material e información para defender nuestra fe.
Te invito a que leas más sobre la biografía de este autor que tanto ha ayudado a la apologética del siglo XXI.
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Diseños: Vianela Valerio
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