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Feminidad bíblica: un legado eterno


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El predicador y autor inglés, John Angell James dijo lo siguiente: «En una conferencia pastoral celebrada no hace mucho, en la que se reunieron alrededor de 120 clérigos estadounidenses, unidos por los lazos de una fe común, se invitó a cada uno de ellos a exponer la clase de mediación humana a la que atribuían el cambio de corazón bajo la bendición divina. ¿Cuántos de estos creen ustedes que le atribuyeron el honor a su madre? ¡De los 120 clérigos más de 100! Estos son, pues, hechos escogidos de entre otros innumerables que demuestran el poder de una madre y, al mismo tiempo, su responsabilidad.» 1


Esta cita me lleva a meditar con gozo en el impacto que tiene, no sólo la maternidad, sino también, la feminidad bíblica para nuestras familias y seres queridos. Este poder y responsabilidad, debería provocar en nosotras una respuesta de adoración, gratitud, asombro y temor reverente ante nuestro gran Dios, quien, en Su perfecta voluntad, nos creó mujeres para reflejar Su imagen y Su gloria en nosotras y a través de nosotras.


La feminidad bíblica es una preciosa influencia concedida por gracia, que puede tener un efecto enriquecedor, piadoso y eterno, así como destructivo, con grandes males y tristezas. Por esa razón, es necesario estar atentas y ser intencionales en aprovechar todas las oportunidades que tenemos de influenciar positivamente la vida de los nuestros, a través de nuestro rol como mujeres. Afortunadamente, esas oportunidades las encontramos cada día en nuestros hogares y relaciones cotidianas. 


Me gustaría compartir contigo algunas formas en que, como mujeres, podemos ser de influencia para el bien de nuestras familias y próximas generaciones.


En el matrimonio


Las formas en que reflejamos la feminidad bíblica en el matrimonio son hermosas. En este contexto, tal como vemos en la creación de Adán y Eva en el Jardín del Edén, el hombre fue creado para liderar, proteger y proveer para los suyos. La mujer fue tomada del hombre y creada para él, pero no por esa razón somos inferiores en valor o dignidad. Su rol era ser la ayuda idónea que el hombre necesitaba para cumplir lo que el Señor le había encomendado a él (Gn 2:18-25). Cuando somos la ayuda idónea de nuestros esposos, no estamos desperdiciando nuestras vidas, al contrario, estamos en el centro del propósito de Dios para nosotras y nunca seremos más plenas y felices, que cuando abrazamos lo que Dios nos destinó para ser y hacer.


Cuando vivimos nuestra feminidad y aceptamos nuestro rol como mujeres, estamos pintando ante nuestros esposos un lienzo a todo color con el diseño, la obra y el propósito que están en la mente y el corazón de Dios, para el matrimonio y la familia. Es una maravillosa oportunidad que tenemos de glorificar a Dios en nuestra relación con ellos. El impacto que causará en sus vidas será profundo y duradero. Así, los edificamos y animamos a glorificar y a rendirse a Dios con nuestro testimonio. Esta es la esposa que su marido y sus hijos se levantarán para alabar (Pr 31:28-29). Es una mujer que no ha sido cautivada con la frivolidad de este mundo de belleza engañosa y vana hermosura, sino que teme al Señor y será recompensada (Pr 31:30-31).


Las mujeres casadas también dejamos un poderoso legado de feminidad piadosa, a través de la sumisión a nuestros esposos. Cuando nos sometemos a nuestros esposos, estamos modelando la gloriosa relación entre Cristo y Su iglesia de manera práctica y viva en nuestros hogares (Ef 5:22-24); y reflejando el perfecto y armonioso orden de nuestro Dios Trino, donde las tres personas funcionan en perfecta unidad, aunque se manifiesten de forma diferente. Es una manera real y cercana, en la que nuestros esposos e hijos podrán ver la humildad y obediencia de Jesús en acción. Cristo es el mayor ejemplo de sumisión perfecta al Padre y lo hizo voluntariamente por amor a nosotras (Fil 2:3-11). 


En la crianza de los hijos


Cuando modelamos la feminidad bíblica en el matrimonio, también estamos impactando a nuestros hijos. Ellos observan cómo vivimos esta unión a la luz de lo que decimos creer, ya que, de ese modelo, construirán gran parte el concepto de lo que significa ser hombre y mujer, esposo y esposa.


A nuestras hijas, podemos mostrarles cómo es una mujer que honra a Dios en primer lugar, cómo ser mujeres puras, que cultivan la modestia en su vestir y la prudencia en su actuar; cómo ser una esposa fiel que ama a su esposo y a sus hijos y cómo cuidar bien de nuestros hogares, siendo hospitalarias y generosas (Tit 2:3-5).


Para ello, podemos hacer uso de todos los medios que el Señor nos ha dejado como: Su Palabra, Su Espíritu, Su poder, Su iglesia y la oración. Necesitamos ser conscientes de la batalla espiritual que se libra por sus corazones, con todas las ideologías de este mundo al acecho. No podemos ser pasivas respecto al peligro que nos rodea (Ef 6:10-13). Debemos ser diligentes en nuestra encomienda de vivir y pasar este legado a la próxima generación de mujeres que vivirán su feminidad bíblica honrando y dando gloria a Su Creador. 


A nuestros hijos varones, es igualmente importante mostrarles la forma en que vivimos nuestra feminidad. Aunque nuestros chicos deben ser formados para conocer y vivir su masculinidad bíblica, necesitan una correcta enseñanza y demostración de lo que es una mujer bíblica. Esto les preparará y les dará discernimiento y sabiduría para elegir bien a la futura esposa y madre de sus hijos de donde saldrán las próximas generaciones de nuestras familias. Tal y como vemos en Proverbios 31, el cual contiene las enseñanzas que le da una madre a su hijo sobre aquellos rasgos esenciales, que debía procurar en una mujer virtuosa. 


Estamos llamadas a guiar a nuestros hijos en los caminos del Señor, instruirlos en disciplina y amonestación, y amarlos (Ef 6:4). Esto tiene una huella eterna en las almas que se nos han entregado para criar y discipular.


En la soltería


A menudo, cuando pensamos en el impacto que tiene la feminidad bíblica en nuestros familiares, pensamos en mujeres casadas y con hijos. Esto es cierto, sin embargo, quiero destacar el importante papel que juegan las mujeres solteras en el contexto de sus familias y comunidades. Las hermanas solteras también tienen valiosas oportunidades de vivir su feminidad bíblica para el avance de la causa de Cristo.


La mujer soltera tiene la posibilidad de servir, no sólo a su familia inmediata, sino también, a su iglesia local y comunidad. Esto, en formas en que una mujer casada y con hijos no puede hacer por lo que implican las distintas responsabilidades en el matrimonio y la crianza.


En el ámbito de su hogar, ellas pueden reflejar la belleza de la feminidad bíblica mientras aman y sirven a los suyos, modelando la compasión y el cuidado de Cristo o enseñando el diseño de la feminidad a sobrinas u otras familiares. Pueden ejercitar el designio de Dios para ellas como ayuda idónea, mientras afirman, sostienen y apoyan el liderazgo de su padre o las iniciativas de las figuras masculinas de la casa, claro, siempre y cuando ese liderazgo no vaya en contra de la Palabra de Dios.


Así también, tiene mayor disponibilidad para involucrarse activamente en el servicio de su iglesia o comunidad. En estos contextos, desarrolla un precioso ministerio que apunta al carácter de Dios como Ezer, el ayudador de Su pueblo. Puede ofrecer aliento, consuelo, crear un lugar seguro para los afligidos y necesitados y apuntar a otros a la esperanza que se encuentra en Cristo.


W.K. Tweedie dijo que hay muchos hogares donde viven mujeres solteras, y que éstos podrían ser centros de influencia positiva como sólo puede producir la fe en Jesús. Él expresó: «Las mujeres solteras suelen tener una misión de misericordia que no se les encomienda a las que tienen que sobrellevar las preocupaciones de un hogar del que ocuparse o deberes domésticos que desempeñar. Puede ser en su propia casa o entre los parientes-en los hogares de los pobres o enfermos-o ayudando a madres en sus quehaceres (...) O junto al lecho de un moribundo para señalarle la vida eterna. Dondequiera que sea, en todas las diversas escenas de aflicción o duro esfuerzo, si el espíritu de Dios es el maestro de la mujer no casada, ella tiene a su disposición unos medios y un poder de hacer el bien como Dios no le ha confiado a ninguna otra clase de persona». 2


Definitivamente, el rol que juega la feminidad bíblica, y las formas en que puede  influir positivamente en nuestras familias y seres queridos, es altamente valioso e importante. Amadas hermanas, demos gracias al Señor por el privilegio y alto llamado que nos ha hecho como mujeres. En oración roguemos que nos ayude a usarlo para bien. Que sean muchas las generaciones que se levanten en nuestras familias después de nosotras, por el ejemplo y la perseverancia que Él, en Su gracia, nos permita transmitirles. Qué hermoso regalo y deleite impactar almas por la eternidad, ser la antorcha para encender las llamas de la fe, que arderán después de nosotras.


Señor, danos tus ojos para ver más allá del aquí y ahora, para vivir con propósito e intención nuestra feminidad bíblica. Que busquemos tu gloria y tu reino, mientras anunciamos a los nuestros tu perfecto diseño. Que nuestras vidas puedan ser canales de bendición y gracia a quienes nos observan. Que les enseñemos a seguirte con nuestros pasos y que, como Pablo expresó: sean imitadores de nosotras, como nosotras de Cristo (1 Cor 11:1).



  1. Para las madres, experimentadas o primerizas. John Angell James (1785-1859). Tomado de «To Young Mothers» (Para la joven madre) en Female Piety (La piedad femenina), reeditado por Soli Deo Gloria. Feminidad Virtuosa. Portavoz de la Gracia. Número 24. Chapel Library, 2018. EE.UU.

  2. La obra de Cristo y la mujer soltera. W.K. Tweedie (1803-1863). Tomado de «Home of the Single» (El hogar de los solteros, en Home: A Religious Book for the Family (El hogar: Un libro religioso para la familia). Feminidad Virtuosa. Portavoz de la Gracia. Número 24. Chapel Library, 2018. EE.UU.


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Diseños: Frida García

 
 
 

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