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¿Eres parte del cuerpo?

Por Selene Domínguez


Vivimos en una sociedad en la que las personas no quieren comprometerse a largo plazo en algo. Vemos incrementar el número de divorcios de manera descomunal, matrimonios que han durado 18 meses o menos; encontramos noviazgos sin ningún compromiso ni miras al matrimonio y hay aumento de relaciones en unión libre con el pretexto de no atarse a una persona o a un documento legal.


La “liberación” sexual ha exaltado los encuentros sexuales de solo una noche o con diferentes personas sin ningún tipo de tabú al respecto. Y hay tanta “libertad” que, sí el anticonceptivo falla, y ninguna de las dos personas involucradas en la relación sexual desean hacerse responsable del bebé que viene en camino, se opta por el aborto, por la solución más egoísta y simplista. Así se ha asesinado a miles de infantes por personas que no quieren asumir el compromiso y consecuencias de las decisiones que toman.


Y no solamente vemos esto en el área sentimental y sexual. Sino en general, en el área laboral, académica, personal, etc. Buscamos relaciones en las que YO pueda obtener todos los beneficios sin precisar mucho esfuerzo.


Tristemente, esta clase de problemas ocurren también en la iglesia. Queremos solo llegar el domingo, escuchar música que me haga sentir bonito, escuchar un sermón que me diga que soy bueno y todo lo puedo lograr porque soy hija del Rey, e irme al terminar el servicio y vivir mi vida de lunes a sábado normalmente, sin ningún tipo de cambio, hasta que llegue el siguiente domingo y repetir la misma historia. Son asistentes de iglesia que no se han comprometido con la misma.


Pero, por otro lado, también están muchos otros quienes solo quieren obtener el conocimiento teológico de su iglesia, llenar su mente de conocimiento piadoso, pero no quieren asumir un compromiso real con la misma iglesia.


Y es que ponemos tantas excusas de no pertenecer a una iglesia ni estar comprometidos con ella porque son un montón de hipócritas, chismosos, porque no hacen lo que quisiéramos que hicieran, porque saben muy poca teología, porque son inmaduras, porque el pastor hace esto y lo otro (somos expertas en poner miles de excusas mirando siempre al otro y no a nosotras y nuestras motivaciones). Muchas otras veces somos de aquellas personas que no quieren rendir cuentas de su vida a nadie, a ninguna hermana, ni al pastor, sino más bien quienes quieren mantener al margen a las personas de la iglesia de sus vidas “privadas”, porque “mientras más lejos mejor” así no es expuesto su pecado.


Mis amigas, me gustaría que reflexionáramos en las siguientes preguntas, detente tan pronto y analiza verdaderamente tu corazón, tus motivaciones y tus acciones.

  1. ¿Qué es la iglesia para ti?

  2. ¿Qué significa ser miembro de la iglesia local?

  3. ¿Cómo estoy sirviendo ahora a mi iglesia?

  4. ¿Qué diferencia hay en estar en una iglesia o escuchar sermones por medio de podcast?


La iglesia antigua

"Vendían todas sus propiedades y sus bienes y los compartían con todos, según la necesidad de cada uno. Día tras día continuaban unánimes en el templo y partiendo el pan en los hogares, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y hallando favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día al número de ellos los que iban siendo salvos "(Hechos 2:45-37).


Vemos en Hechos que los primeros cristianos se servían unos a otros sin importar el estatus en el que se encontraran. Se dedicaban continuamente a escuchar las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, la oración y el servicio.


La comunión era muy importante para ellos, se amaban genuinamente, hasta vendieron todas sus propiedades para poder permanecer juntos y ayudar a quienes eran menos favorecidos. Ellos anhelaban estar en comunidad con las personas que tenían ese mismo amor y sentir por Cristo, estaban deseosos de aprender y servirse mutuamente, siguiendo el ejemplo de Cristo. Y, déjame preguntarte, ¿tu deseas estar en comunión con la iglesia? O ¿prefieres tus relaciones de amistad fuera de la iglesia?


El servicio


El servicio era pieza clave en este ministerio, de hecho hay documentos de historiadores que hablan sobre los cristianos de la iglesia primitiva, de como ellos se hacían cargo de viudas y huérfanos, hablan sobre los rescates de bebés no deseados quienes eran arrojados a las calles y demás lugares horribles, estos cristianos no escatimaban en su servicio al prójimo. Ellos eran conocidos por cómo servían aun si la gente era grosera con ellos, o como perdonaban a aquellos que los enviaban a los circos romanos a morir en boca de los leones por profesar ser seguidores de Cristo.


Cada uno tomaba muy enserio su papel dentro del cuerpo de la iglesia, sabían que tenían una función por ser parte del Cuerpo de Cristo y entendían que se necesitaban unos a otros. Vemos que al estar en comunidad no solamente somos servidos sino también servimos a otros. Debemos tener un compromiso de estar juntos, de confesarnos unos a otros nuestras debilidades y estimularnos a crecer espiritualmente.


Mi amiga, si tú no tienes deseo de ser parte de tu iglesia local, si prefieres tus amistades seculares que buscar la compañía de amistades, de tus hermanos en la fe quienes buscan crecer en Cristo; ahí hay un problema ¿qué motivaciones tienes? ¿por qué no eres intencional en tu amor hacia tus hermanos de iglesia? Estas tomando en poco a quienes son parte de tu familia y no estas considerando lo que Cristo más ama, su iglesia, por la que dio su vida completa para que ella pudiera presentarse hermosa ante el Padre.


Me gustaría invitarte a reflexionar en tu corazón si en verdad hay amor genuino por tu iglesia local en tu corazón y el buscar servirla, tener un compromiso con ella, ser conocida de verdad por los miembros de tu iglesia y que ellos te puedan apoyar a ver tus debilidades y fortalezas para encaminarte a Cristo y tu también hacer lo mismo con los miembros de tu iglesia.


Comprométete a ser parte de ella y servir junto a todo el Cuerpo, quizá sea difícil ahora por la pandemia que estamos viviendo, pero puedes buscar formas creativas de ser y hacer comunidad con tus hermanas. Por ejemplo, mediante videollamadas con las hermanas para estudiar juntas la biblia o quizás preguntar en que puedes servir a quienes lo necesiten, puedes consultar a qué ministerio te puedes unir estando a distancia, utiliza tus dones y talentos para el Cuerpo y la edificación de la iglesia, Dios nos ha llamado a ello. Somos suyos y la iglesia la conformamos todos los que hemos sido redimidos por la sangre preciosa del Cordero. ¡Él vendrá por Su iglesia!


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