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Consejos para aquellas que luchamos con la sumisión


Si eres una mujer que lucha con la idea de someterse a una persona de autoridad en cualquier contexto, este artículo es para ti. Me gustaría compartir contigo algunas reflexiones y consejos que podrían ayudarte a enfrentar este desafío con sabiduría y gracia.


  1. Ser sumisas no es estar de acuerdo con todo lo que proponen aquellos que están en autoridad. Muchas veces tendremos opiniones diferentes y podemos expresarlas con respeto. Si no estamos de acuerdo con una decisión determinada, hay oportunidad de acercarnos a estas personas y comentarles nuestra opinión y desacuerdo. Después de haber hecho esto,  permanezcamos abiertas a aceptar la última determinación que tome, aunque nos siga pareciendo incorrecto. 


En este caso, debemos poner el asunto en manos del Señor, y dejar que Él obre en el corazón de esta persona, ya sea nuestro esposo, un líder en la iglesia o un jefe en el trabajo. Recordemos que Dios es soberano sobre las personas y gobierna sobre sus corazones y decisiones, aunque, no es responsable de sus pecados. 


Si al final, nosotras teníamos razón, Dios también puede hacer que la autoridad cambie de parecer y que la decisión sea la que deseábamos. Si no es así, Dios cambiará nuestro corazón para que nosotras seamos las que podamos estar alineadas con Su voluntad. Esto va a requerir de paciencia porque implica esperar en Dios, sin manipular ni controlar las cosas a nuestro antojo, rendirnos a Él, entregarle la situación y ver cómo Él interviene. Esto es liberador. Nos quita una carga de encima que no nos corresponde llevar, y se la entregamos al Dios que controla cada detalle del Universo y de Sus criaturas, orquestando todo perfectamente.


  1. Una de las cosas que también nos llevan a no querer someternos, es el miedo a que la persona que nos lidera se equivoque, y que esto resulte en perjuicio para nosotras o los nuestros. Aun en ese caso, que puede ocurrir porque somos humanos y fallamos, debemos creer que Dios nos protegerá de las consecuencias de lo que ocurra, y lo usará para sus propósitos. Si tenemos miedo de someternos a una persona de autoridad porque nos preocupa que se equivoque y eso resulte en perjuicio para nosotras o los nuestros, recordemos que esa persona puede equivocarse porque es un ser caído, al igual que nosotras, y al mismo tiempo, descansemos en que Dios nos protegerá de las consecuencias de lo que ocurra y lo usará para Sus propósitos. Necesitamos cultivar confianza en el carácter y en el obrar de Dios para ser mujeres sumisas. Debemos pedir humildad para aceptar Su Palabra sin temor. Confiemos en que, si Él nos ha dicho que nos sometamos, es porque esto traerá bendición y libertad a nuestras vidas. A nosotras nos corresponde obedecer al someternos. Dios se encargará de que las personas que están en autoridad, por encima de nosotras, también le obedezcan al tomar las decisiones que Él desee. Como Bunny Wilson dice: «Dios puede hacer una línea derecha con una vara torcida.»


  1. En el caso de que la persona en autoridad se equivoque, debemos buscar apoyarla con mansedumbre y compasión, evitando las censuras y el conocido reproche de «te lo dije.» Nosotras también nos podemos equivocar y no nos gustaría recibir esta respuesta (Ga 6:1-2). Como explicaba, Dios puede arreglar todo y  usarlo de forma soberana para Su gloria.


  1. Si la mayor parte de tu vida, has sido una mujer soltera; has tenido que llevar tu hogar de forma independiente, con todo lo que eso implica, y hacer muchas tareas que debería hacer un hombre como líder sobre ti; tal vez eso haga un poco difícil este llamado. Por otra parte, quizá te sientas herida porque anhelas tener el liderazgo de un hombre que te ame y te guíe, y el Señor no te ha otorgado este don. Entiendo tu dolor y necesidad. Sé que has cargado muchos pesos fuertes de llevar y que te has sentido frustrada, triste y sola muchas veces. Pero por favor, permite que pueda recordarte que, el Dios que te escogió para salvarte, que te ama y te ve cada día, te ha sostenido y lo seguirá haciendo. Él no te dejará ni te desamparará. Él es suficiente para llenar los vacíos de tu alma y satisfacer las necesidades más profundas de tu corazón sediento. En su soberanía le ha placido colocarte en este estado, para su gloria y tu bien. No lo dudes. Él está cumpliendo Su propósito en ti. Ni el matrimonio ni la sumisión te dan identidad. Sólo Cristo en ti es la esperanza de gloria. Confía y espera en el Señor. 


  1. La sumisión, muchas veces puede verse más en las cosas pequeñas, que en las grandes. En las decisiones de mayor importancia casi siempre solemos estar de acuerdo, pero es en los pequeños detalles cotidianos donde se ve retada de forma continua nuestra sumisión: el esposo va manejando y la esposa quiere ir por otra ruta; el esposo o el jefe laboral te piden que hagas una cosa y te demoras para hacerla o al final terminas sin hacerlo; tu esposo tiene una opinión respecto a la crianza y tú tienes otra. Y son muchos los pequeños detalles que revelan nuestra resistencia a someternos. Por esa razón, volvamos una y otra vez a recordar el Evangelio, que nos recuerda que fue nuestro Señor quien vivió una vida de perfecta sumisión al Padre (Jn 4:34; Mt 26:39), para que hoy tú y yo, podamos someternos con deleite a Él primero y después a las autoridades que ha puesto sobre nosotras, como Él desea que lo hagamos.


Amada hermana, espero que estos consejos sean de bendición para tu vida. Nos encantaría saber tu opinión sobre este tema ¿cómo lo has experimentado?. Si tienes algún otro consejo que quieras compartir con nosotras, puedes dejarnos un comentario, estaremos encantadas de leerte. ¡Dios te bendiga!



Tenemos un documento imprimible para que puedas pintar: ¡es gratis!



Diseños: Eunice Arcia

 
 
 

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