¡Ayuda! Estoy estancada espiritualmente
- Paola Rodríguez
- hace 3 días
- 4 Min. de lectura

«¿Por qué siento que no avanzo?» «¿Y ahora? ¿Qué viene?» «¿Hacia dónde me dirijo?». ¿Alguna vez te han surgido estas preguntas? ¿Alguna vez te has sentido estancada?
¿Qué es estar estancada? Podríamos decir que es ese sentimiento que surge en nosotras cuando nos vemos detenidas en el camino, sin saber cómo o hacia dónde avanzar. No observamos crecimiento, ya sea en el área profesional, personal o espiritual.
Seré sincera contigo, algunas de esas preguntas también me las formulé, quería que alguien me ayudara, pero no sabía cómo explicar claramente lo que sentía o por qué me sentía así.
En ese momento de mi vida todo estaba bastante normal, pero algo en mi interior me llevaba a sentir un estancamiento que estaba asfixiándome.
Ahí, detenida en el camino, sin crecimiento, llena de miedo y mucha preocupación, comencé a contarle a Dios cómo me sentía, pero solo escuchaba Su silencio. Mis tiempos con Él se sentían cada vez más rutinarios que apasionados.
Si quieres más, busca más
Semanas después, escuche una predica de Paul Washer en donde decía: «Si quieres buscar la verdad en profundidad, tienes que permanecer de rodillas».
Entonces me formulé la siguiente pregunta: «¿Qué pasa si el silencio de Dios en medio de este sentimiento de estancamiento es una invitación a buscarlo más, a confiar más en Él y esperar a Sus pies?». Amiga, el estancamiento espiritual no necesariamente llega porque no estás buscando a Dios, o porque descuidaste tu relación con Él. Muchas veces es porque Dios quiere más de tu corazón, quiere que te esfuerces más en buscarlo, quiere ver tu fe y cuánto anhelas Su presencia; quiere más de tu humillación y rendición.
En ese momento de mi vida, mi hija tenía 2 años de edad, yo me dedicaba a atender mi hogar y a servir en la iglesia, entonces me propuse organizar mis tiempos y programé encontrarme específicamente con Dios dos veces al día, lo cual resultaba muy desafiante teniendo a una hija tan pequeña, pero pensaba: «Si Dios quiere más de mí, debo esforzarme un poco más y salir de esta zona que me está asfixiando».
¿Qué estás dispuesto a hacer para salir del estanque?
Según Juan 5, dentro de la ciudad, cerca de la puerta de las Ovejas, se encontraba el estanque de Bethesda. En ese lugar, se reunían enfermos buscando sanidad porque un ángel del Señor descendía de vez en cuando al estanque y agitaba el agua; por lo tanto, el primero que se acercaba allí después de esto, quedaba curado de cualquier enfermedad que tuviera.
Jesús, el Poderoso Hijo de Dios, había llegado al estanque, había entrado al recinto, pero ningún enfermo o necesitado se apercibió de Su entrada; nadie corrió a Él.
Sin embargo, conociendo la necesidad de un hombre, Jesús se dirige específicamente a él y le pregunta si desea ser sanado. Quizás ya sabes el desarrollo de esta narrativa, pero al punto que quiero llegar es que observes el deseo de Jesús de sacarnos del «lugar de estancamiento».
El hombre al que se dirigió Jesús llevaba 38 años esperando su milagro, pero su «problema» es que no tenía a nadie que lo llevara al estanque en el momento exacto. Sin embargo, ahora que uno mayor que el estanque está frente a él, su respuesta es solo una excusa, pero, conociendo Su corazón, Jesús le ordena esforzarse y levantarse. Entonces, este hombre enrolló su camilla, ¡y comenzó a caminar!
Dios conoce cómo te has sentido todo este tiempo y quiere sacarte de ese lugar de estancamiento, pero lo hará cuando dejes de estar aferrado al pasado y a tus propios esfuerzos. Dios te permitió servirle, conocerle en diferentes áreas, pero es tiempo de comenzar a verlo a Él directamente, en el ahora, el presente, y preguntarle: «¿Cómo puedo desearte más? Permíteme conocerte en verdad». «¡Oh Dios, entra a mi estanque y transforma mi manera de ver mi condición para poder verte a ti!»
Mira a Cristo
Muchas veces, sentirse abandonado por Dios, detenidos en el camino en medio del silencio del Padre, no es un signo de fe débil, sino una parte de la experiencia humana.
Fija tu mirada en Cristo y recuerda las palabras que expresó cuando estaba en la cruz: «“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”» (Mt 27:46 NVI).
Con estas palabras podemos ver el gran sufrimiento de Jesús mientras tomaba el peso del pecado del mundo. Sin embargo, aún en este momento de profundo abandono, encomendó Su espíritu en las manos del Padre (Lc 23:46 NVI).
La respuesta de Jesús nos muestra la importancia de confiar en Dios, aferrarnos a la verdad del Evangelio y continuar buscándole, mucho más aún, si nos sentimos estancadas.
Conclusión
Amiga, si en algún momento te has sentido así, quiero que hagas un alto y traigas a tu mente la Palabra de Dios, esos versículos que te ayudarán a recordar quién es Él, enfocándote en aquellas verdades absolutas y eternas que encontramos en Su Palabra.
Sé intencional en reconocer que Dios siempre está presente en tu día a día. Sin embargo, disponte a hacer cambios en tu tiempo con Dios, que estos tiempos te ayuden a recordar tu necesidad primaria, que es Cristo. Él se acerca a ti conociendo tu necesidad y romperá cualquier atadura, pensamiento engañoso y debilidad, y traerá LIBERTAD.
Finalmente, recuerda: no es en nuestras propias fuerzas, es a través de las fuerzas de Cristo.
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