top of page

Salud y dependencia de Dios


Dios tiene el control 


Hace un tiempo leí que hacer ejercicio puede mejorar el sueño, ya que a menudo este puede verse interrumpido por el estrés, la depresión y la ansiedad.


Un artículo que la Universidad de Chile publicó el 20 de septiembre del 2021 sobre los beneficios del ejercicio para la salud mental decía lo siguiente: «A quienes lo practican con regularidad, el ejercicio les proporciona una gran sensación de bienestar. Nos hace sentir con más energía durante el día, dormir mejor por la noche, tener recuerdos más nítidos, y sentir más relajo y positividad frente a los desafíos de la vida. Y eso no es todo: el ejercicio es también una poderosa ‘medicina’ para muchos problemas comunes de salud mental. El ejercicio regular puede tener un impacto profundamente positivo en la depresión, la ansiedad y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). También alivia el estrés, mejora la memoria, aumenta la calidad del sueño, y mejora nuestro estado de ánimo. La buena noticia es que no necesitamos ser unos fanáticos del fitness para obtener estos beneficios. La investigación científica muestra, cada vez más, que cantidades e intensidades moderadas de ejercicio pueden hacer una gran diferencia».


Hacer ejercicio no es mi pasión, sin embargo, como brinda ciertos beneficios a mi salud, y no necesariamente tiene que ser enérgico, comencé a buscar formas para mantenerme activa adaptándolo a mi rutina diaria. A su vez, como me considero una persona disciplinada, no ha sido tan difícil mantener esta rutina. De hecho, descubrí que despertarme temprano para hacer mis ejercicios me estaba ayudando física y mentalmente. Entonces empecé con 10 minutos, luego con 15 minutos, y hoy hago de 30 a 40 minutos.


Después de algunos años, comencé a notar que mi cuerpo  estaba dando ciertas alarmas, pequeñas señales que me indicaban que algo no estaba bien en mi estado físico y mental.


Mi cuerpo dejó de responder bien cuando realizaba los ejercicios que anteriormente practicaba. Por ejemplo, cada vez que el ejercicio requería de fuerza o peso, el resto del día mi espalda me molestaba o dolía. A la vez, durante la noche me costaba conciliar el sueño, y en mi mente los pensamientos no paraban. Todo esto comenzó a cargarme y cada día me sentía terrible. Así que comencé a orar pidiéndole dirección a Dios; quería entender qué le pasaba a mi cuerpo. Pero, sinceramente, esos tiempos de oración fueron tiempos difíciles, y en cierto punto comencé a sentirme inútil.


Poco a poco, Dios comenzó a mostrarme, a través de Su Palabra, las verdades que debía vivir, no solo saber y creer, como, por ejemplo, que nada se escapa de Su control (Sal 139:5-7) y que si Él cuida de las aves también cuida de mí (Mt 6:26-27).


Dios, quien conoce cada uno de mis pensamientos (Sal 139), también conocía mi frustración frente a las limitaciones que presentaba mi cuerpo. Sin embargo, me pedía aprender a soltar lo que no podía controlar, pero ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo soltar esos sentimientos? ¿Cómo entregarle esa frustración y descansar?


Su verdad nos fortalece y consuela 


Una de las verdades que Dios usó en esos momentos para fortalecerme y consolarme se encuentra en Mateo 11:28-30: «Luego dijo Jesús: “Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso. Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana”» (NTV). 


La inquietud de Jesús por lo que nos carga es tan auténtica como Su preocupación por los judíos de Su tiempo, que también se sentían cargados con la ley. Su promesa es igual de real: «Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, que yo los haré descansar». 


Poco a poco, Dios fue mostrándome que lo que yo llamaba «disciplina» podía terminar afectando mi salud mental; que mi cuerpo no respondía igual que antes y no debía luchar con ese hecho, ya que Él usaría cualquier circunstancia para llevarme al punto de entender que el único que tiene el control de todo en mi vida es Él. Necesitamos dejar de presionarnos con estándares o ideales establecidos por otras personas o por nosotras mismas y aprender a descansar en Dios.


En mi caso, me encontraba demasiado cansada y pude darme cuenta que estaba llevando cargas de muchas cosas: ocupaciones, preocupaciones sobre matrimonio, dinero, salud y seguridad, decisiones difíciles, y tantas cosas más.


Sinceramente, no sabía cómo todo eso estaba afectándome tanto, yo solo deseaba no quedar mal, cumplir con cada responsabilidad, pero Dios, que conoce todo lo que hay en mi corazón, me pedía una y otra vez: «descansa en mí; deja de poner cargas sobre ti misma y no permitas que nadie te ponga cargas que ya Cristo te quitó». 


Por eso, cuando las cosas no estén saliendo como antes o como lo habías planeado, no te enojes, suelta la frustración y deja que Su Espíritu transforme tu corazón busca Su rostro y dile: «Padre me siento así, reconozco Tú poder y grandeza, Tu amor y Tu soberanía, te agradezco que estés usando esta circunstancia para que yo pueda conocerte más y parecerme más a Tu Hijo, por eso te pido que me digas qué debo hacer».


Jesús aún hoy nos exhorta y anima a descansar en Él; Él sabe que necesitamos disfrutar de ese descanso que solo Él puede ofrecernos.


Hoy, cada vez que finalizo una rutina de ejercicio o termino con una tarea en el ministerio, le doy gracias a Dios porque pude hacerla, porque le dio fuerzas a mi cuerpo para responder y finalizar la rutina y me da la hermosa oportunidad de servirle.


Amiga, hoy quiero animarte a abrazar la verdad de Su Palabra y recordar que no hay nada como entender que hasta en esos pequeños detalles de nuestro día dependemos de Dios, el dueño de nuestro cuerpo, quien desea más que nadie que gocemos de buena salud y le sirvamos con pasión mientras somos transformados a Su semejanza de adentro hacia afuera.




Descarga el siguiente documento para colorear, es gratis:




Diseños: Gabriela Rodríguez



 
 
 

Comments


  • Facebook
  • White Instagram Icon
© 2024 Ella Florece Internacional
bottom of page