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Jesús es la vida y no existen los ciclos

Autora invitada: Katherine Sánchez

Actualmente encontramos diferentes religiones y cada una de ellas profesa tener la verdad. En distintas partes del mundo se comparten diversos pensamientos acerca de Dios e incluso algunos niegan Su existencia.


Cada una trata de relacionar lo divino con lo terrenal, intentando buscar diferentes caminos para llegar a Dios. Por ejemplo: para los budistas el camino está en cada uno de nosotros y consiste en morir a los deseos que son la causa del sufrimiento; para los hindúes las obras también son el camino y buscan expiar malas acciones de vidas anteriores o a lo que llaman Karma.


Pensado en esto, deseo compartir las siguientes palabras de David Platt, pastor y maestro de McLean Bible Church:


«Hace poco estuve en otro país, me senté afuera de un templo con otras dos personas de diferentes religiones y estaban hablando de cómo nuestras tres religiones eran fundamentalmente iguales y superficialmente diferentes. Finalmente, les dije: —Es casi como si ustedes se imaginaran a Dios, o como quieran llamarlo, en la cima de una montaña, y todos estamos al pie de la montaña y podría tomar este camino, hacia arriba o este otro camino, pero al final todos estaremos en el mismo lugar—. Ellos sonrieron y me dijeron: —exactamente ya nos entiendes—. Y volví a mirarlos y les dije: —Bueno ¿y si te dijera que el Dios en la cima de la montaña no esperó a que encontráramos nuestro camino hacia Él?¿Y que en realidad Él vino a dónde nosotros estamos?—. Ellos dijeron: —Bueno, eso sería genial. Entonces les dije: —Esa es la diferencia; lo que encontramos en la Biblia es la historia de un Dios que no nos ha dejado solos para tratar de encontrar nuestro camino hacia Él. Él vino a nosotros, y abrió camino a sí mismo a través de Jesús.»


Mis amadas, probablemente muchas de nosotras en diferentes ambientes nos hemos visto enfrentadas a una avalancha de pensamientos, filosofías y teorías que pueden llegar a confundir nuestra mente e incluso hacernos dudar de nuestra fe. Pero ¡Gloria a Dios por Su Palabra! Porque cuando vamos a ella nos da la seguridad y certeza de quién es Dios.

Pensando esto encontramos en la Biblia un evento que marcó un antes y un después en la historia de la humanidad. El apóstol Pablo lo describe detalladamente en la Primera Carta a los Corintios, capítulo 15:


  • En los primeros versículos, el apóstol Pablo les recuerda a los creyentes la muerte del Señor Jesucristo: «Porque yo les entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras» (vs. 3). Es importante aferrarnos a esta primera verdad: Cristo descendió del cielo y tomó forma de hombre para pagar la deuda que tú y yo teníamos delante de Dios, y lo hizo dando Su propia vida por cada una de nosotras.


  • Ahora bien, el apóstol no se queda allí, sino que enfatiza en los siguientes sucesos: «[...] que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras» (vs. 4). Esto nos da una esperanza eterna y la seguridad de que Cristo venció la muerte. A esto se añade que Su resurrección fue evidenciada no sólo por los apóstoles sino por más de 500 hermanos a la vez (vs. 5-6).


Pablo dice en 2 Timoteo 2:8a: «Acuérdate de Jesucristo resucitado de entre los muertos». Recuerda que Él no se quedó en la cruz. Él no se quedó en esa tumba sino que al tercer día se levantó de la muerte por el poder de Dios. Recuerda que Él fue humillado, pero al resucitar fue exaltado. Recuerda que Su sufrimiento en la cruz no es el final de la historia.


Recuerda que Jesucristo se levantó de entre los muertos, triunfó sobre Satanás, sobre el pecado y sobre la muerte. Y Aquel Verbo hecho carne vive en nosotras si le hemos creído en verdad.


Finalmente, aunque existan diferentes religiones, filosofías y costumbres en este mundo, la realidad para nosotras como hijas de Dios, es la siguiente:


Ningún otro ser afirmó tan contundentemente ser Dios sin dejar la puerta abierta a otras verdades y siendo exclusivo al describir la Verdad, no como una doctrina, sino como una persona: Jesucristo mismo. En cuanto a la vida, Jesús es la vida y no existen los ciclos. La Biblia describe que los hombres mueren una sola vez y después de esto vendrá el Juicio del que depende el destino de nuestra vida eterna. O viviremos una eternidad alejadas de Dios o una eternidad disfrutando a nuestro Señor. Porque nuestro pecado nos separa de Dios, nos llena de dolor y nos roba la seguridad de haber sido perdonados, pero podemos recibir perdón y nueva vida por gracia a través del sacrificio de Jesús.


Su milagroso nacimiento, Su muerte por la humanidad y Su resurrección dividió en dos la historia: antes de Cristo y después de Cristo.



Diseños: Valeryn Adam

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