
¿Qué es lo primero que se te viene a la mente cuando escuchas hablar del «espíritu navideño»? Cuando hablamos de ello, nos referimos a una persona que celebra y disfruta en gran manera todo lo que conlleva esta temporada del año: luces, decoración, fiestas, regalos, comida deliciosa, familia, Papá Noel, más regalos, etc. Por otro lado, también existen las personas con el conocido «síndrome del grinch», que no muestran interés en nada que tenga que ver con la Navidad, o simplemente, son indiferentes a ella. Los que pertenecen a este grupo de personas, por lo general, justifican los motivos que los llevan a tomar esta actitud.
Todos tenemos la libertad de decidir cuál será nuestra postura ante la Navidad. No sé si eres de las personas que disfruta de esta especial temporada del año o, si en realidad, es solo una época más para ti.
Mi mayor deseo al escribir este artículo es que puedas conocer en qué consiste tener un «verdadero espíritu navideño» desde nuestra cosmovisión cristiana. Ya sea que celebremos a lo grande estas fechas o no, un «verdadero espíritu navideño» es una actitud del corazón que no se centra en sus circunstancias, sino en su esencia.
«Cosas» del Espíritu
Permíteme explicarte a lo que me refiero con esto. Cuando decidimos optar por tal o cual posición con respecto a nuestra actitud ante la Navidad, la mayoría de las veces esta decisión se basa en nuestras circunstancias. Obviamente, una persona que tiene razones para agradecer y disfrutar de estas fechas, lo hará. Una persona que no las tiene, no lo hará.
¡Así es la cultura en la que vivimos! El problema está en que, muchas veces, nos dejamos llevar e influenciar por lo que percibimos a simple vista, y por lo que poseemos o tenemos en nuestras manos. No sé cómo puede sonar esto, pero a mí me suena a una actitud muy alejada a la que debería tener una persona que dice ser creyente. Más bien, esta es una actitud propia de un no creyente, puesto que la Palabra de Dios nos dice que el hombre natural sólo puede percibir lo natural: «Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque son cosas que se disciernen espiritualmente» (1 Co 2:14). Si creemos en Dios no deberíamos vivir por lo que vemos, sino por lo que no podemos ver (2 Co 5:7).
¿Cuáles son las «cosas» del Espíritu de Dios? Cuando decimos que un verdadero espíritu navideño es una actitud que se basa en su esencia, por supuesto que nos referimos a la esencia del Evangelio. ¡Sí, el dulce Evangelio! Ese hermoso mensaje, esa buena noticia que nos enseña a vivir con gozo a pesar de nuestras circunstancias, y con la mirada fija en nuestro Salvador, y en lo que Él conquistó con Su obra al venir a la tierra.
El gozo de la Navidad
Este es el verdadero significado de la Navidad, «el nacimiento de Jesús, nuestro Salvador, es la razón detrás de la estación». Él es nuestro mayor gozo.
Pero ¿por qué se nos dificulta tanto gozarnos en esta fecha? ¿por qué nos cuesta tanto disfrutar del gozo de nuestra salvación en medio de la adversidad?
En el capítulo 2 de la Primera Carta a los Corintios, el apóstol Pablo explica acerca del misterio que se nos revela solamente a través del Espíritu Santo de Dios: «Pero Dios nos las reveló por medio del Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las profundidades de Dios. Porque entre los hombres, ¿quién conoce los pensamientos de un hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Asimismo, nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado gratuitamente» (1 Co 2:10-12).
¡Wow! ¿Te das cuenta? Tal vez sea difícil para ti gozarte en estas fechas pero, si no estamos gozandonos en nuestra Salvación a pesar de los problemas, y agradeciendo a Dios por habernos rescatado de nuestra vana manera de vivir, no estamos comprendiendo el Evangelio y la maravillosa revelación que trae a nuestras vidas. Hermana, «[...] nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado gratuitamente» (1 Co 2:12).
Haber sido salvadas gratuitamente, por la gracia inmerecida de nuestro Señor, debe causar un profundo impacto en nuestros corazones. El Espíritu Santo de Dios es quien debe ser el «verdadero Espíritu navideño» que nos fortalece en medio de cualquier circunstancia y temporada (Fil 4:13). No sólo en el tiempo de Navidad.
Si esta temporada es de alegría para ti, deseo que esa alegría se multiplique en Cristo Jesús. Si no es una época relevante para ti, quiero instarte a que puedas cambiar tu enfoque y redirigir tu mirada hacia tu majestuoso Salvador, y que puedas hallarle un sentido y propósito a tu Navidad.
Mi anhelo es apuntarte a Cristo y al Evangelio, sea cual sea tu situación.
Navidad es Jesús
Para cada creyente, la Navidad es una gran oportunidad para recordar el amor, la Verdad y la gracia de Dios hacia nosotros. La Palabra de Dios nos insta a aprovechar bien el tiempo y cada oportunidad que tengamos de compartir el evangelio con aquellos que aún no lo conocen (Col 4:5).
Hermana, mi deseo es que esta Navidad seas llena del «verdadero Espíritu navideño» y que Su amor te inunde para que puedas experimentarlo, compartirlo y reflejarlo a los demás, sin importar tus circunstancias.
Gracias a Dios que, como hijas Suyas, ahora podemos comprender y celebrar el mejor regalo que hemos recibido: ¡a Cristo Jesús y Su hermosa presencia en nosotras!
Que el Señor te bendiga, ¡te deseo una feliz, feliz navidad!

Diseños: Joselyn Amador
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