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La importancia de interpretar la Biblia

Por Karla Yaneli Martínez Díaz

¿Interpretación? ¿Reglas? ¿Hermenéutica? ¡Eso no es para mí!

Mi amada hermana, con gran frecuencia escuchamos a nuestro alrededor la necesidad de leer y estudiar la Biblia, con el fin de conocer verdaderamente a Dios, de entender nuestra condición ante Él, de examinarnos diariamente a la luz de Su palabra, de contemplar Su carácter y, solo de esa manera, apartarnos de todas aquellas ideas moldeadas conforme a nuestro propio entendimiento sobre la imagen y carácter de nuestro Hacedor.

Seguro, más de una vez, has oído decir lo urgente que es alimentar nuestra mente y corazón de Su Palabra, para poder ser renovadas en nuestro entendimiento y forma de vivir de este lado de la gloria. Con todo, la lectura de la Biblia es una de las actividades básicas, fundamentales y no negociables de la vida cristiana, en la medida en que exponernos a la Palabra de nuestro Dios es la forma más certera de poder conocerlo y de ser transformadas a través de su Espíritu Santo; sin embargo, con regularidad nos topamos con la dificultad de no saber cómo leer adecuadamente…

Solemos acercarnos a la Palabra en busca de aquellas porciones bíblicas que nos resultan más digeribles, aquellas que contienen promesas hermosas por parte de Dios o versículos que tratan algún tema con el cual estamos batallando en un momento determinado. La realidad es que limitar nuestro estudio de la Palabra solo a esas situaciones cambiantes hace que nuestra lectura nos lleve a una comprensión aislada y subjetiva de su contenido, impidiéndonos encontrar el verdadero significado de lo que el Autor quiso decir.

La inadecuada comprensión de las Escrituras se origina por no interpretar correctamente su texto, por descontextualizarlo, y, a su vez, por no conocer las pautas o principios que rigen la interpretación bíblica. Aprender a interpretar la Palabra de Dios es de vital importancia, querida amiga, pues nos permite encontrar el sentido con el cual los hombres que fueron inspirados por Dios escribieron, según las condiciones de su tiempo, cultura, condición, pero con el mismo sentir guiado e inspirado por el Señor, el Autor.

Así como todo conductor necesita de pasos a seguir para llegar al destino deseado, la interpretación de las Escrituras requiere de principios que nos acerquen genuinamente a descubrir las riquezas que Dios nos ha dejado a través de las páginas de Su libro, encontrando el significado real y reverente de las porciones bíblicas que tenemos delante nuestro.

La hermenéutica es un término que proviene de la voz griega “hermenuo”, que significa explicar/interpretar un texto. Se trata de una rama de la teología cuyo objeto es el estudio de los principios de la interpretación bíblica; en ese sentido, podemos decir que el trabajo de la hermenéutica relaciona a la divinidad con la humanidad, al ayudar a esta última a desentrañar los tesoros que se encuentran contenidos en la Palabra que nos ha dejado Aquél que creó los cielos y la tierra.

Esta es la razón por la cual creemos profundamente que la hermenéutica es una herramienta de toda mujer debería conocer y aplicar cada vez que hace lectura de las Escrituras, pues a través de ella, podremos tener acceso a principios o directrices que nos acompañarán a interpretar de una manera correcta el propósito y dirección con que cada uno de los hombres que fueron inspirados por Dios escribieron el texto bíblico que hoy podemos tener entre nuestras manos.

Por ello, queremos dejarte cuatro principios de interpretación bíblica que pueden serte de utilidad al momento de leer y estudiar las Escrituras. Veamos:

1. La Biblia se interpreta espiritualmente. En 2 Timoteo 3:16 NBLA, el apóstol Pablo nos dice que “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra”, lo cual significa que, si bien la Biblia fue escrita por hombres, lo cierto es que su contenido no provino de la voluntad humana, sino del Espíritu de Dios, de la voluntad del Padre.

Así, para poder interpretar adecuadamente la Biblia, tenemos que partir del hecho de que, al ser inspirada por nuestro Padre Celestial, la única manera de descubrir los tesoros que hay en ella, es a través de la guía del Espíritu Santo que mora en nosotros, mediante la iluminación que él nos provee. Ciertamente, la intención de Dios es revelarse a sí mismo a través de Su palabra; sin embargo, para poder ser partícipe de ello, debemos tener claridad de que ello no surge de nuestro conocimiento humano, sino del discernimiento que el Espíritu Santo de Dios trae a nuestro corazón.

Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y nos las puede entender, porque son cosas que se disciernen espiritualmente.” 1 Corintios 2:14

2. La Biblia narra una sola historia. Es un error muy común pensar que las Escrituras constituyen una compilación de historias personales, de diversos personajes bíblicos, cuando lo cierto es que los 66 libros que la conforman relatan una única gran historia, la que Dios ha escrito y que expone la redención del mundo a través de Jesucristo. Leer y estudiar la Biblia, bajo este principio, nos ayudará a comprender el texto bíblico desde la perspectiva adecuada, esto es, como el relato de una sola historia inspirada por un mismo Dios, en la que si bien se abordan distintos temas a través de los libros que la integran, e incluso éstos se encuentran divididos entre el Antiguo y Nuevo Testamento, su contenido no es independiente, sino que se integra entre sí como una unidad, al apuntar hacia la misma dirección: la historia de cómo Dios redime a su pueblo a través de Cristo.

3. La Biblia se interpreta en función de su contexto. Cuando hablamos de contexto, nos referimos al entorno general y particular en el cual fue escrito el texto bíblico que tenemos frente a nuestros ojos. La importancia de este principio es fundamental, porque nos enseña a no leer la Palabra de Dios de manera aislada o a nuestra conveniencia, sino a detenernos a entender el trasfondo en el cual cierta declaración fue escrita por el autor y, a partir de ello, es que estaremos capacitadas para discernir el significado real de determinada porción bíblica.

Hay dos tipos de contextos que debemos atender, el literario y el histórico. Ambos son muy diferentes entre sí. Atender el contexto literario implica comprender el desarrollo del pensamiento de las ideas del autor, mediante el análisis del entorno en el que se encuentra inserta la porción bíblica. Así, por ejemplo, una manera de atender a esta clase de contexto, se encuentra en ir de lo específico a lo general, es decir, para interpretar el sentido real de un versículo específico, será necesario tener en cuenta el capítulo al que pertenece, el libro del cual es parte, e incluso, el testamento en que este último se encuentra.

Por su parte, atender al contexto histórico, se refiere a apreciar que Dios habló a los diferentes escribas en contextos históricos particulares, por ello es importante que para poder interpretar con mayor claridad las Escrituras, lo hagamos a la luz de la época en la cual fue escrito el texto bíblico que tengamos por delante, profundizando en los sucesos históricos, políticos, culturales, sociales y geográficos que acontecían en el tiempo en que aquél fue escrito, a fin de comprender las circunstancias que dieron lugar a la verdad bíblica.

4. Interpretar la Biblia en función del género literario. Una de las cosas maravillosas que podemos observar en las Escrituras, es que Dios nos ha hablado no sólo de una forma, sino a través de distintas composiciones literarias, como: la historia, narrativa, lenguaje alegórico, poesía, profecía y literatura apocalíptica. Esta variedad, exige de nosotras que podamos aprender a distinguir qué tipo de literatura estamos leyendo para poder comprender su sentido. No podemos atribuir, por ejemplo, un sentido histórico ni literal a una parábola, debido a que ésta es de lenguaje alegórico y su interpretación debe realizarse a partir de comprender que se trata de una analogía que el autor está haciendo para dar a entender un concepto mucho más alto y específico.

è ¡Querida amiga! Este artículo no pretende ser un curso breve de hermenéutica (está demasiado lejos de ello), pero sí tiene como propósito hacerte saber la relevancia que tiene el que dirijas tu lectura y estudio de la Palabra, bajo principios de interpretación bíblica, animándote a profundizar en ellos, con el fin de que cuentes con herramientas que te ayuden a descubrir de manera adecuada el sentido de las Escrituras.

Recuerda: los principios hermenéuticos no son un tema reservado para los especialistas en teología, sino un instrumento clave que tú y yo, como mujeres, necesitamos emplear en nuestra lectura bíblica para poder ser capaces de descubrir las riquezas que nuestro Padre Celestial nos ha dejado en Su Palabra.

¡Profundicemos en ellos y utilicémoslos!


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