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Serie confesiones: «Confieso que hace un tiempo no vivía el diseño de Dios para la mujer»


Conocía a Cristo y quería amarle y obedecerle, pero había un área de mi vida en la que no me había dejado permear por la Verdad. Una parte de mí iba a la iglesia y servía al Señor, pero otra parte servía a mí misma y construía mi propio castillo, trabajaba duro en la carrera profesional y ponía en ella ciertas expectativas.


Cuando me casé, las tareas del hogar se sentían tan ordinarias, sólo podía verlas como «labor de segunda». Había creído la idea del mundo de que no «podía ser solo una madre o una ama de casa». Fue al poco tiempo que Dios, en Su gracia, trajo Su Palabra a mi vida y comenzó a hacerme ver la conexión entre el Evangelio y el diseño de Dios para la mujer. Dios me llevó al Génesis y pude ver cómo Él creó a la mujer para que fuera «Ezer», «ayuda idónea». La creó con igual valor y dignidad que el hombre, pero distinta en su rol.


Pude ver como ella glorifica y muestra a Dios cuando vive para lo que fue creada; pude ver las mentiras que Satanás sembró en Eva, que también fueron las que sembró en mí. El Señor abrió mis ojos cuando puede ver Sus prioridades para mi vida en Tito 2:4 y 5 «y aconsejar a las jóvenes a amar a sus esposos y a sus hijos, a ser sensatas y puras, cuidadosas del hogar, bondadosas y sumisas a sus esposos, para que no se hable mal de la palabra de Dios» (NTV). Dios trajo luz y libertad. Allí descubrí que las prioridades de Dios para mi vida estaban relacionadas con eso que para mí no tenía valor, con mi hogar.


Hermanas, necesitamos cada día ser transformadas por la Palabra y conformadas a la imagen de Cristo. Necesitamos poner nuestra esperanza en el lugar correcto, no en cómo luce mi trabajo, ya sea en casa o fuera, sino en la persona de Cristo, en Su obra redentora que tiene el poder de redimir cada cosa en mi vida (Tit 2:14).


Si tu identidad está en Cristo vas a poder abrazar las prioridades de Dios. Vas a cuidar tu hogar como una antesala de tu hogar eterno.


Jesús trabajó para servirnos, para llevarnos a casa con Él y esa es toda la motivación que necesitamos para cultivar un hogar para la eternidad.


Diseño: Constanza Figueroa

 
 
 

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