Newsletter: Consejos prácticos para cuidar tu cuerpo
- Sofía Rodríguez
- 4 abr
- 2 Min. de lectura
¿Dónde está cimentada tu fe? ¿Tu identidad? ¿Tus deseos? ¿Tus esfuerzos?
Hoy quisiera compartir contigo algunos consejos prácticos para cuidar tu cuerpo
Practica el movimiento y la fuerza de manera constante. Está comprobado científicamente y también podemos verlo en la creación de la mujer y el hombre y sus roles dados por Dios, que Él nos creó para estar en movimiento. Para que nuestros músculos crezcan y se mantengan fuertes para hacer todo lo que Dios nos ha llamado a hacer, necesitamos ejercitarlos.
Evita el exceso de ciertos alimentos. Por sobre todas las cosas, evita la esclavitud a la comida. Que todo tu ser esté dedicado a alabar a Dios y que esa sea tu mayor preocupación cada vez que hagas algo, como alimentar tu cuerpo. A la vez, te aconsejo disminuir el consumo de azúcar, harinas y frituras ya que son alimentos tóxicos para tu estómago. Mantente hidratada durante el día para estar fuerte y liberarte de impurezas.
Consume alimentos más saludables. Esfuérzate en oración y sé intencional en consumir más proteínas, verduras, carnes y grasas saludables.
Descansa lo necesario. Ésta es una forma de rendirnos ante el señorío de Cristo y reconocer que necesitamos depender de Él para vivir.
Para todo esto necesitamos dominio propio, pero recuerda que el dominio propio no se trata de pura fuerza de voluntad o meros esfuerzos humanos que luego terminan es frustración y fracaso, sino que se trata del fruto del Espíritu que recibimos cuando en, confianza y humildad, nos acercamos a nuestro Salvador para aprender y depender de Él en cada área y momento de nuestras vidas. No olvides que no puedes hacerlo sola, necesitas de tus hermanas en la fe y tus líderes de la iglesia para cultivar el dominio propio y el carácter sobrio.
Necesitas aferrarte al Evangelio y a Cristo, el único que puede salvarnos de la enfermedad del alma: nuestro propio pecado. Enfócate en agradar al Señor con lo que te ha encomendado, presta atención a los anhelos de tu corazón y a la manera en la que Dios quiere producir el verdadero cambio en ellos. No uses tu capacidad para administrar el cuerpo o tu belleza física para ser de tropiezo para la iglesia. Haz todo para la gloria de Dios y si pecas, ve a Él lo más rápido posible en arrepentimiento y fe, y Él te perdonará.
Como dice Daniel Cabús, de quien he aprendido mucho acerca de este tema, «somos cristianos antes que fitness», eso cambia drásticamente nuestra manera de ver el cuerpo y el ejercicio físico. Que ese sea nuestro gozo y nuestro mayor anhelo: amar y servir a nuestro buen Salvador.
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Diseño: Frida García
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